domingo, 1 de agosto de 2010

TOMAMOS EL TÉ EN PAÍS DE CAZARABET

NOS TOMAMOS UN TÉ CON ENRIQUE ROSSELL.
Enrique Rossell es además de amigo un escritor y editor de Crevillent---Alicante----. Desde hace unos cinco años saca bimestralmente una revista literaria, ÍTACA, de carácter independiente y libertario. Es una publicación discreta y humilde que tiene mucho de intencionalidad con el compromiso que tan poco se respira en los medios de amplia tirada.
Por ejemplo en el número 35---MAYO Y JUNIO DEL 2010—siempre de papel reciclado se descuelga con una portada lema de intencionalidad y de reafirmación…..una ilustración cortesía de ALBATROS de la FAI.
Después de la editorial ,siempre de carácter social, se van desgranando toda una serie de plumas de colaboradores muy habituales y que nos transportan a diferentes y diversificados mundos…..cada uno con su mirada, pero vinculados, todos ellos, por un compromiso interno con la justicia, la igualdad y la fraternidad.
Si me permiten, punto y aparte ,merece la consideración a las ilustraciones y colaboraciones de Francisco Romero, un diamante que, parece mentira, que no se reconozca…aunque estamos seguros que ,tarde o temprano, sus ilustraciones, pinturas y demás serán acariciadas con justicia. De momento, desde este blog le daremos cabida…..así que, a partir de ahora, nuestro blog también contará con ilustraciones.
Vamos con la editorial.
¿UNA TAZA DE TÉ?
Desde que se descubrió accidentalmente el sabor del té en China, según cuentan las leyendas, su consumo se ha extendido, en territorios y número de personas. La camelia sinensis y, en menor medida, la sativa, son originarias de China e India, respectivamente. Y aunque su uso se está poniendo de moda en Occidente, lo cierto es que es una droga o planta medicinal de oriente.
El mayor consumo de esta sustancia se localiza en China, India, Japón, Nepal y el sudeste Asiático, aunque debido a contactos culturales y otras causas, se consume y/o se cultiva también en Rusia, Sudamérica, Australia, Turquía, Kenia, Tanzania y todo el ámbito cultural islámico (Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto, etc…).
La planta se recolecta, obteniéndose el té verde, muy rico en vitamina C y abundantes propiedades: antioxidante, antienvejecimiento, anticancerígeno, protector hepático y cardíaco, regulador de la presión arterial, antivírico, antibacteriano, etc… Su sabor es fresco y ligeramente amargo, consumiéndose así, por ejemplo, en zonas islámicas (mezclado con hierbabuena, menta o shiva). Es un té ligero que refresca y que estimula suavemente, con un efecto duradero. Las variedades más conocidas de este té podrían ser el gunpowder o pólvora, de China, el Assam verde de India o los verdes japoneses: matcha, bancha, sencha o genmaicha.
Si realizamos una pequeña fermentación del té, obtenemos los semifermentados, entre los que se encuentran el conocido oolong, que combinado con jazmín, dan lugar al té chino que se toma en los restaurantes de este país. Si seguimos fermentando el té, conseguimos el llamado té negro, oscuro, fuerte y denso. El más conocido en Europa es el tomado por los británicos, que lo importaban de su principal colonia, India. Es, por ejemplo, el té de Ceylan, que muchos llaman Breakfast o Five ´o clock. Era el té en bolsitas rojas que aún se venden en muchos supermercados. Al igual que el verde, existen muchos tipos: el Pu-erh (o Rojo), el Lapsang Suchong, ambos de China; el Assam negro de India; el anteriormente citado de Ceylan, etc… Estos tes son más fuertes, aunque no llegan a tener tanta capacidad estimulante como el café, tienen un efecto intenso y corto, como aquel.
Así que ya sabéis: verde, suave y refrescante y con muchas propiedades medicinales. O negro, más fuerte y estimulante y con más cuerpo. En muchas teterías y pubs aparecen infinidad de nombres. Muchas veces obedecen a denominaciones personales o comerciales, pero lo que hay que ver primero es si es un té verde (fresco), semifermentado o negro (fermentado): Luego podéis añadir los ingredientes que más os gusten: canela, menta o hierbabuena, clavo, naranja, bergamota, limón, frutas o lo que la imaginación os diga. Mis favoritos. Pues el gunpowder chino con hierbabuena o shiva (el té moruno); los verdes japoneses; el oolong; el Ceylan con especias o el Darjeeling hindú. Salud y disfrutar de vuestro té.
¿UNA TAZA DE TÉ?
Desde que se descubrió accidentalmente el sabor del té en China, según cuentan las leyendas, su consumo se ha extendido, en territorios y número de personas. La camelia sinensis y, en menor medida, la sativa, son originarias de China e India, respectivamente. Y aunque su uso se está poniendo de moda en Occidente, lo cierto es que es una droga o planta medicinal de oriente.
El mayor consumo de esta sustancia se localiza en China, India, Japón, Nepal y el sudeste Asiático, aunque debido a contactos culturales y otras causas, se consume y/o se cultiva también en Rusia, Sudamérica, Australia, Turquía, Kenia, Tanzania y todo el ámbito cultural islámico (Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto, etc…).
La planta se recolecta, obteniéndose el té verde, muy rico en vitamina C y abundantes propiedades: antioxidante, antienvejecimiento, anticancerígeno, protector hepático y cardíaco, regulador de la presión arterial, antivírico, antibacteriano, etc… Su sabor es fresco y ligeramente amargo, consumiéndose así, por ejemplo, en zonas islámicas (mezclado con hierbabuena, menta o shiva). Es un té ligero que refresca y que estimula suavemente, con un efecto duradero. Las variedades más conocidas de este té podrían ser el gunpowder o pólvora, de China, el Assam verde de India o los verdes japoneses: matcha, bancha, sencha o genmaicha.
Si realizamos una pequeña fermentación del té, obtenemos los semifermentados, entre los que se encuentran el conocido oolong, que combinado con jazmín, dan lugar al té chino que se toma en los restaurantes de este país. Si seguimos fermentando el té, conseguimos el llamado té negro, oscuro, fuerte y denso. El más conocido en Europa es el tomado por los británicos, que lo importaban de su principal colonia, India. Es, por ejemplo, el té de Ceylan, que muchos llaman Breakfast o Five ´o clock. Era el té en bolsitas rojas que aún se venden en muchos supermercados. Al igual que el verde, existen muchos tipos: el Pu-erh (o Rojo), el Lapsang Suchong, ambos de China; el Assam negro de India; el anteriormente citado de Ceylan, etc… Estos tes son más fuertes, aunque no llegan a tener tanta capacidad estimulante como el café, tienen un efecto intenso y corto, como aquel.
Así que ya sabéis: verde, suave y refrescante y con muchas propiedades medicinales. O negro, más fuerte y estimulante y con más cuerpo. En muchas teterías y pubs aparecen infinidad de nombres. Muchas veces obedecen a denominaciones personales o comerciales, pero lo que hay que ver primero es si es un té verde (fresco), semifermentado o negro (fermentado): Luego podéis añadir los ingredientes que más os gusten: canela, menta o hierbabuena, clavo, naranja, bergamota, limón, frutas o lo que la imaginación os diga. Mis favoritos. Pues el gunpowder chino con hierbabuena o shiva (el té moruno); los verdes japoneses; el oolong; el Ceylan con especias o el Darjeeling hindú. Salud y disfrutar de vuestro té.

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