País de Cazarabet tiene como prolongaciones geográficas que van y vienen como moviéndose y fagocitando el territorio, sin más. Nos encontramos con gente que se come las rutas y los caminos con cierta rabia y, a menudo, nos preguntamos por qué y nos topetamos con respuestas, a menudos, trágicas....crepusculares como lo entenderían algunos jóvenes vestidos a lo gótico....aunque no es necesario ser gótico para sentir miedo, un miedo atroz a que la vida se acabe antes de hora....se trunque....se rompa....arrancando lo que parece lógico : que los abuelos mueran antes que los padres y que nosotros apaguemos nuestro camino después de los que nos parieron. Algunas veces esá lógica se rompe, se desquebraja como una rama o se disuelve como un azucarillo empujado desde la balanza, que es la cucharilla, al mar de espumoso o caluroso café.
En menos de año y medio tres hijos hemos precedido en la despedida a nuestros padres....los hemos dejado rotos y con la sensación de impotencia concentrada en el deseo de "realizar el cambio"....ellos muertos y nosotros respirando ese aire que ya no respiro...me parece mentira estar en este lado de la trinchera y no lloro por mí...aunque esté, como me dicen,muerto.......lloro por los que veo que me lloran desde un umbral que es infranqueable por ambos lados y en ambos sentidos....nunca se retrocede,ni por un lado ni por otro.
Me gustaría que las palabras escritas pudiesen paliar sus ojos que están a punto de reventar....me gustaría darles de comer para paliar el hambre del dolor....me gustaría, como al resto, no haber muerto por no dejar ese rastro de muertes en vida que, aunque remonten un poco el vuelo, siempre estarán un poco más aquí.
Os añoro y han pasado menos de ocho días....pero mientras sigamos recordándonos, seguiremos ahí y aquí ...al tiempo y en compás.
miércoles, 25 de agosto de 2010
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