CRIVILLÉN.
Se trata de un pueblo de nuestra provincia---Teruel, por si alguien no se entera que existe-- casi escondido, entre curvas que bajan y se solapan a un ritmo constante, pero que va disminuyendo a medida que nos acercamos a Crivillén; parece que el pueblo está como colgado de un gancho y realizando tareas de péndulo con el río Escuriza que más adelante recibirá las aguas del Estercuel…un río quebradizo entre zarzas, matorrales de ribera y árboles que se hacen sitio entre las humedades del río.
Crivillén vive en un escarpado y a los pies del conocido como Balcón de Pilatos,. Es una pequeña localidad, tiene unos120 habitantes en invierno y unos500 en verano…..pero de este pueblo depende una pequeña “aldea” , Mases de Crivillén.
Si hablamos de algunas de las cosas que hay que ver del entorno del pueblo son la Ermita de San Gil, la de San Blas de Mases---ésta en el barrio de San Juan—, la de Santa Bárbara en un montículo. El paseo hacia ,y por el calvario, también vale la pena o la subida al Cabezo del Santo donde se encuentra la Ermita de San Juan…hay un derruido Molino que hay que ver, cerca de la Ermita de Nuestra Señora del Olivar, justo , como casi todos los molinos, al lado del río, ya que su funcionamiento dependía del mismo.
Rutas para la práctica del senderismo, se nos aconseja—de esto os informaremos mejor en próximos artículos--, nos debemos ir al Barracondo.
Crivillén nos sorprende gratamente por sus rincones, sus detalles arquitectónicos, los que vienen del pasado….por ser un pueblo de calles que son pendientes y por el sosiego que nos da a pensar en lo desolado que puede ser cualquier día de mediados de invierno.
El pueblo, dada su ubicación, es de calles estrechas, intrincadas y tortuosas. Es curiosa su Iglesia Parroquial del siglo XVIII y la torre Mudéjar que fue declarada Monumento Histórico Artístico, pero la Casa Consistorial y otro edificio conocido como Los Almudíes son importantes por “su edad” del siglo XVI.
El paseo por las cercanías del río, nos gusta ,es como si este rincón se hubiese emancipado de todo su entorno. Es especial y tiene algo como de “ encantado”. Nos agrada ver qué bien señalizado están las propuestas de rutas, paseos o lugares que hay que ver…
Punto y aparte de la visita a Crivillén merece la visita al centro que rinde homenaje al artista de Crivillén Pablo Serrano, un lugar para ir y vivir con cada uno de nuestros sentidos. Gestionado con cuidado y con mucha ilusión….ganas de trabajar y de hacerlo dignamente, ganas de no parar y de hacer cosas…una tras otra, una tras otra….aunque sencillas, pero grandes en el significado y significante. No es éste un museo al uso, ni mucho menos …es un Centro de Arte Contemporáneo donde se han dado, se dan y se darán cita muchos artistas y creadores, sobretodo esos que están intentando salir del cascarón….se apuesta por los no consolidados porque es lo más difícil, pero , a la vez, lo más gratificante. El Centro de Arte Contemporáneo tiene desvelo, su nacimiento, su iniciación desde las entrañas del pueblo que ven en Pablo Serrano a su hijo más ilustre; ya que Serrano, con los años .sin prisa, pero sin pausas….se convirtió en un referente en el mundo del arte…sin perder nunca el rumbo, sabiendo de dónde venía y cuáles eran sus raíces.
De este Centro de Arte Contemporáneo, así como de Pablo Serrano, les seguiremos hablando…ya que merece un artículo por sí mismo.
Un pequeño epílogo a este artículo lo puede ocupar los Mases, flanqueado por el Pico Blanco, que se sitúa, también cercano al río Escuriza y a su embalse, también llamado Escuriza. Desde aquí, como desde la propia localidad de Crivillén, se puede ir a Estercuel o a Gargallo….bien señalizado.
EL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DEL OLIVAR.
Se encuentra cerca de Crivillén y se trata de un convento mercenario, levantado, en un entorno idílico, entre los siglos XVI y XVII….el convento y el propio recinto presentan, como fusionados y combinados , varios estilos. Como suele ser habitual se dice que esta Virgen , la del Olivar, se le apareció a un pastor conocido como Pedro Novés. El monasterio es precioso y también merece, además de una relajada, silenciosa y minuciosa visita, un artículo propio.
Desde Crivillén, hay una ruta señalizada, por la cual en una hora y media---aproximadamente---te plantas en el monasterio. Una buena y bonita caminatas que pensamos vale la pena….ahora sí, a primera hora de la mañana y al atardecer, mucho cuidado con los mosquitos…te pueden taladrar.
jueves, 30 de septiembre de 2010
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