sábado, 19 de febrero de 2011

TODOS LOS DÍAS NOS ACORDAMOS DE LABORDETA

Este relato es real, o sea, que pasó en realidad y seguro que sería suscrito por más de un alumno de aquel Teruel de los años en los que , masinos y masinas, como tantos otros chavales de los pueblos turolenses acabada la Enseñanza Primaria, marchaban a la capital a realizar sus estudios de bachillerato. Allí se encontraban con un mundo totalmente diferente , casi ambiguo y abstracto donde todo era un tanto extraño como arrebatado de una novela y esculpido delante de los ojos de los tímidos chavales, principiantes en el aquellos primeros pasos en un lugar distinto y en lo que todo, hasta las caras, eran como nuevos, casi recién estrenados…….días lejanos ,aquellos ,que nos parecen insolubles en el presente.
También eran días nuevos para algunos profesores, tales como Labordeta y su mujer Juana de Grandes que cargaron en un pequeño coche pertenencias e ilusiones para marchar “chino-chano” a la capital de una de los rincones más desconocidos, bellos a la par que “olvidado”. El coche enfiló no pocas curvas en aquel verano que se apagaba ….acelerando y desacelerando como un viajero insaciable de sentir como se come caminos y trozos de aquella tierra que a Labordeta le arañaba, casi de manera obsesiva, su corazón. Llegaron a Teruel y debieron dar una especie de suspiro…como el que dice: “ya estamos aquí y aquí hemos llegado”. La pequeña y fría ciudad se les aparecía como si les esperase, pero abrazándoles como en una caricia jamás descuidada. Labordeta, debió sentir que aquello , su destino con los puntos suspensivos, no tenía que ser tan malo….¿quién lo había pensado?, aquello sería una aventura y un redescubrimiento….algo “majo” tenía que salir de aquella estancia en una de las ciudades más frías de un Estado que seguía respirando sombríamente con el aliento fétido y los ojos arrugados de tristeza….
Nuestra amiga llegó a Teruel insegura e inmersa en su particular mundo repleto de dudas y cargada por la timidez….como el que lleva una maleta de más, no sabiendo que pasos dar y con qué ritmo. De ojos redondos, verdes y mirada despejada….todo salía por ella como a bocanadas….como a ritmo de su latido que se iba acelerando con los nervios…todo se lo preguntaba, a nadie conocía y todo allí le era ajeno….
Siempre llega un punto , en las historias y relatos, en que todo confluye: Labordeta se convierte en el profesor de historia de nuestra masina y ésta en una de sus alumnas…los dos un tanto extraños en aquel lugar que día a día se iba enfriando más….pero a nuestra masina le esperaba una apasionante carrera en la que ella saldría ganando como aprendiz de saberes ocultos y como persona.
Labordeta se acercaba a sus alumnos, según nos cuenta, de diferente manera a cada uno le daba lo que su naturaleza le privada….les acogió a todos como casi un padre. …les dio el calor del que les privaba la “ciudad del torico”, pero a su integridad y cariñoso sosiego añadía su “don” por la didáctica; de aquí que nuestra amiga nos cuente que parte de su “pasión” por la historia de Grecia y Roma le venga gracias a la influencia de este hombre que les insufló aire para despertar la curiosidad, el amor por las preguntas, los interrogantes que nos va poniendo la vida…..y la satisfacción al encontrar la respuesta o el desafío de seguir buscándola y allí estaba, casi sin inmutarse, Labordeta el joven que ya arrastraba ilusiones , ideas y metas a cuestas como la aparatosa guitarra . La guitarra ese objeto que, junto con su desgastada mochilla , le acompañaba como casi una prolongación de él mismo…que la sacaba , de vez en cuando, en días especiales de nieves y en esos que casi se enganchan como un lastre….entonces Labordeta, que pronto se convertiría en padre, empezaba a tocar el citado instrumento para helar a las nieves, emborronar los cielos aquejados de heladas y hacer que todo llegase a una meta….para volver a empezar…..como si fuese el tránsito de la noche al día y del día a la noche….o las saetas de un reloj que, incansables, dan vueltas y vueltas….y todo confluye…todo recuerda a su manera de hacer con sus alumnos: aprender con la mente despejada, respirar y liberarse del lastre de la timidez, de los miedos, preguntarse cosas….el desafío de saber y aprender….sin prisas, pero sin pausas….como el tic-tac-tic de un reloj incansable.

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